lunes, 6 de junio de 2011
algunas soluciones posibles
Las posibles soluciones para evitar toda la serie de problemas anteriormente expuestos, se basan todas en dejar de utilizar productos como los refrigerantes, los aerosoles y demás productos nombrados anteriormente que desprendan los CFC.
Además, seria conveniente buscar alternativas a otros productos que también dañan la capa de ozono como los halocarbonos de bromo, y los óxidos de nitrógeno de los fertilizantes.
Recientemente han sido inventados los refrigerantes HFC como una alternativa a largo plazo para sustituir a los refrigerantes CFC y HCFC. Sus moléculas contienen Hidrógeno, Flúor y Carbono. Dado que no contienen cloro, no contribuyen a la reducción del ozono.
Además, seria conveniente buscar alternativas a otros productos que también dañan la capa de ozono como los halocarbonos de bromo, y los óxidos de nitrógeno de los fertilizantes.
Recientemente han sido inventados los refrigerantes HFC como una alternativa a largo plazo para sustituir a los refrigerantes CFC y HCFC. Sus moléculas contienen Hidrógeno, Flúor y Carbono. Dado que no contienen cloro, no contribuyen a la reducción del ozono.
sus efectos
La destrucción de la capa de ozono, es extremadamente peligrosa ya que según esta pierde grosor debido a la acción de los CFC, expone a la vida terrestre a un exceso de radiación ultravioleta, que puede producir cáncer de piel, cataratas, reducir la respuesta del sistema inmunitario, interferir en el proceso de fotosíntesis de las plantas y afectar al crecimiento del fitoplancton oceánico. Debido a la creciente amenaza que representan estos peligrosos efectos sobre el medio ambiente, muchos países trabajan en el proyecto de suprimir la fabricación y uso de los CFC. No obstante, los CFC pueden permanecer en la atmósfera durante más de 100 años, por lo que la destrucción del ozono continuará representando una amenaza durante décadas.
causas de la problematica
La erosión de la capa de ozono, esta producida por el uso frecuente y cotidiano de los CFC que se emplean en refrigeración, aire acondicionado, disolventes de limpieza, materiales de empaquetado y aerosoles que de la manera que se explica en el apartado anterior, descomponen el ozono con unas consecuencias fatales para la salud del planeta.
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